Un CEO se pasa 50 horas sentado en la taza de un váter para recaudar 50.000 dólares con los que producir papel higiénico sostenible - elEconomista.es

2021-11-04 10:49:17 By : Mr. Simon Chen

El ingenio no conoce límites cuando se trata de conseguir financiación para algo en lo que crees realmente, como es el caso de Simon Griffiths, CEO y parte del equipo fundador de Who Gives A Crap, que se grabó sentado durante 50 horas en la taza de un váter para recaudar 50.000 dólares con los que empezar a producir papel higiénico sostenible.

Fundada en 2012 por Griffiths, Jehan Ratnatunga y Danny Alexander, la compañía destina el 50% de lo obtenido por la venta de cada producto a ayudar a mejorar el acceso a inodoros limpios y agua potable, un problema que afecta diariamente a más de dos millones de personas en todo el mundo. Los fundadores de Who Gives a Crap aseguran a la CNBC que no hay mejor manera de apoyar una necesidad humana como esta que vendiendo papel higiénico, algo que todo ser humano necesita.

Desde la entrega de su primer pedido en marzo de 2013, Who Gives a Crap ha donado casi 8 millones de dólares a proyectos de saneamiento. Al mismo tiempo, ha seguido creciendo y está presente en Estados Unidos y Reino Unido, cuenta con un almacén en Europa, y está a punto de aterrizar en Canadá. Su gama de productos también ha crecido, ahora incluye pañuelos de bambú, toallas de papel y toallas reutilizables y lavables.

La sostenibilidad es otro de los pilares de la startup, por eso su papel higiénico está fabricado a partir de materiales reciclados y no utiliza plásticos. Se han propuesto ser neutros en emisiones de carbono y, para ello, han trasladado sus fábricas de Australia a China, desde donde el envío es de ocho a diez veces más eficiente en cuanto a emisiones de carbono.

Al dinero obtenido a través de la autofinanciación y el crowdfunding se han sumado recientemente 30 millones de dólares de financiación externa. El dinero procedente de inversores como Verlinvest, The Craftory, Jamjar Investments y Grok Ventures, permitirá a la empresa ayudar a más personas necesitadas y crear un impacto real, según el propio Griffiths.