Pocas combinaciones triunfan tanto en la cocina como la de patata y cebolla. Son dos alimentos básicos que nos han regalado platos tan deliciosos como la tortilla de patatas o las patatas a lo pobre. Sin embargo, en crudo, estos dos vegetales no se llevan nada bien.

Por su uso común y su durabilidad similar, estamos muy acostumbrados a almacenarlas juntas. Pero esta no es, ni de lejos, la mejor forma de conservarlas. Lo ideal es que patatas y cebollas no compartan cesta, cajón ni ningún otro recipiente que podamos destinar a tal uso. Guardar estos alimentos por separado nos asegurará que duren más y se conserven en un mejor estado. 

La razón por la que estos alimentos no se llevan bien es un gas de origen natural, el etileno. Se trata de un gas que algunas frutas y verduras producen durante el proceso de maduración, conocida como la hormona del crecimiento de los frutos. Es cierto que tiene efectos positivos, como hacer que las frutas sean más sabrosas y energéticas. Sin embargo, cuando este gas afecta a otros productos, suele hacer que estos se estropeen con más facilidad y rapidez.

En lo que se refiere al gas etileno, podemos clasificar las frutas y verduras en dos grupos: los productores y los sensibles. El truco definitivo para conservar nuestros alimentos es saber a qué categoría pertenece cada uno y evitar juntarlos en el frigorífico o cajón.

La patata es un alimento productor de etileno, aunque en cantidades muy pequeñas. Sin embargo, es suficiente para hacer que las cebollas, una hortaliza sensible al etileno, empiecen a pudrirse o a desarrollar moho antes de tiempo.

La Universidad de California, en San Diego, Estados Unidos, ha elaborado una lista de los alimentos productores y sensibles a ese gas, con la que podemos guiarnos para separar unos de otros y organizar nuestra despensa de la forma más eficaz posible.

Los aguacates, las peras, los tomates, los plátanos, las patatas y, sobre todo, las manzanas, son algunos de los alimentos que más producen gas etileno en su maduración. 

Muchos de los vegetales sensibles al etileno, también producen este gas, pero en cantidades tan pequeñas que no conlleva riesgos. En todo caso, para evitar que estos alimentos se estropeen antes de tiempo, lo ideal es mantenerlos separados de los productores.

Algunos son el brócoli, los espárragos, el pepino, la lechuga, las zanahorias o la cebolla. 

Además de conservar las patatas y las cebollas por separado, hay algunos trucos para que ambos alimentos duren lo máximo posible en buenas condiciones. 

En cuanto llegues a tu casa después de hacer la compra, desecha las bolsas de plástico y cambia las cebollas y las patatas inmediatamente. Lo más recomendable es que uses una bolsa oscura de tela o rejilla o una caja de madera con agujeros y que la coloques en un lugar aireado. 

También es muy importante que no estén expuestas a la luz directa, pues se conservarán mejor en un lugar oscuro, como una despensa. Además, lo ideal es que la zona esté aireada y haya espacio suficiente entre cada una para que puedan respirar. 

Por último, te aconsejamos que, si ves que una de ellas se ha puesto mala, la apartes del resto inmediatamente. De esta forma podremos evitar que se convierta en un mal mayor y perdamos todo el lote.

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